ESCRIBIMOS
Bueno, a petición de Deyna, creo esta sección para que publiquéis vuestros escritos y podáis compartirlos con los demás. Yo también pondré algo mío en breve.
Ahí van dos cuentos de Deyna:
https://docs.google.com/document/d/1LjI-7p0bZ1QMBYOUKiXDiKvmeMop98dhc7h6Ty5PXjU/edit?usp=sharing
https://docs.google.com/document/d/1K4PFfQh0fPjnwE2ITz0YDXzecneO2afRlXOQe0ZC0YU/edit?usp=sharing
Soñar no es de locos 1ºBACH
lunes, 11 de marzo de 2019
miércoles, 17 de octubre de 2018
TAREAS
Pongo esta sección para dejaros tareas que deberéis hacer y tendrán una calificación. Sin duda, será la sección que menos os guste.
OCTUBRE: Hola, chicos!!! Antes de que se nos vaya octubre, dejo en la sección "Literatura" un vídeo sobre las etapas de la Literatura. Recordad que nosotros empezamos en la Medieval. Espero que os resulte ameno (muchas caritas sonrientes)
NOVIEMBRE:
- Debéis mirar en la sección "Literatura" los enlaces que he dejado sobre el teatro medieval y los problemas que plantea La Celestina, ya sabéis, ediciones, autor y género
- En "Literatura" miráis el enlace sobre el teatro barroco.
- En "Literatura" miráis el enlace sobre el teatro barroco.
- Tarea de morfología para todos: soledad, liberalismo, resolución, paupérrimo, inquietantes, hubieran dicho, soleadas, retroalimentación, más, varias, desconcertante, orquesta, hubieran vuelto. Se corregirá una cada día en clase.
- Tarea extra para los que no han superado la morfología: comentar morfológicamente las siguientes palabras: introvertido, reconstituyentes, habían dormido, os, contigo, probablemente, hipercalórico, sus, pero, previsible. Las iréis haciendo en el blog, en los comentarios de esta sección y yo os las corregiré.
- En la sección "Literatura" vemos las imágenes sobre el arte barroco que os dejé y también las imágenes del corral de comedias.
- En la sección "Literatura" vemos las imágenes sobre el arte barroco que os dejé y también las imágenes del corral de comedias.
ENERO:
Lecturas voluntarias para el 2º trimestre:
1. "Otra vuelta de tuerca", Henry James
2. "El sabueso de los Baskerville", A. Conan Doyle
3. "Cumbres borrascosas", E. Bronte
En la sección "Textos", debéis mirar los elementos de cohesión textual y los dos ejemplos que os he dejado de cohesión textual.
En la sección "Textos" debéis mirar todo lo relativo a la coherencia textual que os he dejado.
FEBRERO
Me convenció de su opinión con argumentos
Envié un mensaje a mis abuelos el jueves
Se mostraron descontentos con la decisión todos los empleados
Mi vecina se esfuerza mucho siempre en todo
Juan está en Londres de vacaciones
Se necesita alojamiento de calidad
Este mes os visitaré con mis amigos
Te pareces mucho aj tus primos
Comió demasiada paella con marisco
ABRIL
Mirar en la sección "Literatura" lo que os he dejado sobre Manrique.
MAYO
Dejo en la sección "Aprender" la teoría sobre la oración compleja
POESÍA
Nunca
puede faltar la poesía en nuestro blog, porque el desarrollo de la
sensibilidad estética y las emociones, como he dicho ya en otra sección, es uno de los objetivos
fundamentales de la clase de Lengua y Literatura.
Así pues, en esta sección podemos dejar poemas propios para compartir y, por otro lado, yo
os iré poniendo aquellos que más me gustan a mí, para disfrutar de los grandes poetas de nuestra Literatura.
Hoy quiero compartir un poema de la nueva poesía que se hace en el Instagram y está resultando todo un fenómeno de ventas en las librerías. Es una poesía fruto de una nueva época, de los avances tecnológicos y del éxito de las redes sociales como instrumento de comunicación. Por otro lado, refleja las preocupaciones de los jóvenes de hoy, tales como el amor y el desamor, o las reivindicaciones del feminismo:
SOMOS MUJERES de Elvira Sastre
Miradnos.
Somos la luz de nuestra propia sombra,
el reflejo de la carne que nos ha acompañado,
la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.
Somos el azar de lo oportuno,
la paz que termina con las guerras ajenas,
dos rodillas arañadas que resisten con valentía.
Miradnos.
Decidimos cambiar la dirección del puño
porque nosotras no nos defendemos:
nosotras luchamos.
Miradnos.
Somos, también, dolor,
somos miedo,
somos un tropiezo fruto de la zancadilla de otro
que pretende marcar un camino que no existe.
Somos, también, una espalda torcida,
una mirada maltratada, una piel obligada,
pero la misma mano que alzamos
abre todas las puertas,
la misma boca con la que negamos
hace que el mundo avance,
y somos las únicas capaces de enseñar
a un pájaro a volar.
Miradnos.Somos música,
inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables,
luz en un lugar que aún no es capaz de
abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos,
porque la belleza siempre cegó los ojos
de aquel que no sabía mirar.
Nuestro animal es una bestia indomable
que dormía tranquila hasta que decidisteis
abrirle los ojos con vuestros palos,
con vuestros insultos, con este desprecio
que, oídnos:
no aceptamos.
Miradnos.
Porque yo lo he visto en nuestros ojos,
lo he visto cuando nos reconocemos humanas
en esta selva que no siempre nos comprende
pero que hemos conquistado.
He visto en nosotras
la armonía de la vida y de la muerte,
la quietud del cielo y del suelo,
la unión del comienzo y del fin,
el fuego de la nieve y la madera,
la libertad del sí y el no,
el valor de quien llega y quien se va,
el don de quien puede y lo consigue.
Miradnos,
y nunca olvidéis que el universo y la luz
salen de nuestras piernas.
Porque un mundo sin mujeres
no es más que un mundo vacío y a oscuras.
Y nosotras
estamos aquí
para despertaros
y encender la mecha.
OPINIÓN
Inicio la sección "Opinión" porque debéis empezar ya a opinar sobre todo lo que hacéis, leéis, oís... Además, aprenderemos a hacerlo de forma argumentada, dando los motivos que justifican nuestra opinión.
Como pongo siempre en mis blogs, hay que hacerlo con libertad, pero desde el respeto. Y, por supuesto, siempre que tengamos algo que decir.
TEXTOS
En
esta sección incluiremos textos que nos hayan gustado y deseemos
compartir con los demás. Así que os invito a que también vosotros
colaboréis, dejando aquello que habéis leído y, por su contenido, os ha
llamado especialmente la atención.
Y quiero comenzar con un texto del periodista, columnista y novelista Juan José Millás,
al cual admiro profundamente por su agudeza e ingenio, así como por su
dominio de la palabra. Millás observa con su ojo crítico la realidad que
lo rodea y la somete a su juicio, muy frecuentemente con una buena
dosis de ironía. Sus columnas y, en general, sus escritos, nunca me
dejan indiferente. Me hacen pensar. Espero que a vosotros también.
LAS PALABRAS DE NUESTRA VIDA (Resumen de un discurso del escritor)
Además, la idea central que resume el texto es la TESIS, que se enuncia con una oración con sujeto y predicado, mientras que el TEMA se enuncia con un sustantivo o grupo sintagmático de carácter sustantivo (el respeto a los demás, la protección del medioambiente, la corrupción de la clase política...)LAS PALABRAS DE NUESTRA VIDA (Resumen de un discurso del escritor)
Escuchamos
las primeras palabras de nuestra vida antes incluso de recibir el
primer alimento, pues son tan necesarias para nuestro desarrollo como la
leche materna. Por eso sabemos que hay palabras imposibles de tragar,
como un jarabe amargo, y palabras que se saborean como un dulce. Sabemos
que hay palabras pájaro y palabras rata; palabras gusano y palabras
mariposa; palabras crudas y palabras cocidas; palabras rojas o negras y
palabras amarillas o cárdenas. Hay palabras que duermen y palabras que
provocan insomnio; palabras que tranquilizan y palabras que dan miedo.
Las
palabras están hechas para significar, lo mismo que el destornillador
está hecho para desatornillar, pero lo cierto es que a veces utilizamos
el destornillador para lo que no es: para hurgar en un agujero, por
ejemplo, o para destapar un bote, o para herir a alguien. Las palabras
nombran, desde luego, aunque hieren también y hurgan y destapan. Las
palabras nos hacen, pero también nos deshacen. Hay palabras que matan.
Juan José Millás
EL TEXTO ARGUMENTATIVO
El autor opina sobre un tema y aporta una serie de argumentos para convencernos de manera que opinemos como él. Estos argumentos son los siguientes:
EL TEXTO ARGUMENTATIVO
El autor opina sobre un tema y aporta una serie de argumentos para convencernos de manera que opinemos como él. Estos argumentos son los siguientes:
Argumento causal: aporta una causa como argumento para defender nuestra opinión. Ejemplo: El aire acondicionado es malo para la salud porque origina multitud de enfermedades del aparato respiratorio.
Argumento mediante el ejemplo: Ponemos ejemplos que apoyen nuestra opinión. Ejemplo de argumento causal seguido de argumento mediante el ejemplo: El aire acondicionado es malo para la salud porque origina multitud de enfermedades del aparato respiratorio como otitis, faringitis, laringitis, bronquitis, rinitis...
Argumento por las consecuencias. Puede haber dos tipos de educación, en casa con profesores particulares y la pública en los colegios, pero el que habla defiende la pública con el argumento por las consecuencias: Si la educación se hiciera en casa, (consecuencia) se desarrollarían personalidades introvertidas, sin habilidades sociales.
Argumento lógico: No se puede desmentir. Ejemplo: A mí una obra de arte, o me gusta, o me disgusta, o me deja indiferente.
Argumento analógico: compara dos realidades. Ejemplo: queremos defender que los espectáculos musicales actuales exigen atención absoluta por parte del espectador y lo comparamos con el cine mudo que los espectadores debían seguir con absoluta dedicación si querían entenderlo.
Argumento de autoridad: Invocamos la autoridad de una persona competente en el tema del que hablamos. Ejemplo: Según el prestigioso psicólogo norteamericano James Wilson....
Argumento irónico: Defendemos una postura, cuando en realidad queremos defender la contraria. Ejemplo: Queremos denunciar el maltrato que sufren los ancianos en las residencias y decimos: Están muy bien los ancianos en las residencias; total, si hay una cucaracha de nada, Cucal y tan bien. Si se acaba el jabón, que se laven con lavavajillas, que no pasa nada. Y para divertirse, la visita familiar de cinco minutos del domingo y ya está.
Argumento mediante el ejemplo: Ponemos ejemplos que apoyen nuestra opinión. Ejemplo de argumento causal seguido de argumento mediante el ejemplo: El aire acondicionado es malo para la salud porque origina multitud de enfermedades del aparato respiratorio como otitis, faringitis, laringitis, bronquitis, rinitis...
Argumento por las consecuencias. Puede haber dos tipos de educación, en casa con profesores particulares y la pública en los colegios, pero el que habla defiende la pública con el argumento por las consecuencias: Si la educación se hiciera en casa, (consecuencia) se desarrollarían personalidades introvertidas, sin habilidades sociales.
Argumento lógico: No se puede desmentir. Ejemplo: A mí una obra de arte, o me gusta, o me disgusta, o me deja indiferente.
Argumento analógico: compara dos realidades. Ejemplo: queremos defender que los espectáculos musicales actuales exigen atención absoluta por parte del espectador y lo comparamos con el cine mudo que los espectadores debían seguir con absoluta dedicación si querían entenderlo.
Argumento de autoridad: Invocamos la autoridad de una persona competente en el tema del que hablamos. Ejemplo: Según el prestigioso psicólogo norteamericano James Wilson....
Argumento irónico: Defendemos una postura, cuando en realidad queremos defender la contraria. Ejemplo: Queremos denunciar el maltrato que sufren los ancianos en las residencias y decimos: Están muy bien los ancianos en las residencias; total, si hay una cucaracha de nada, Cucal y tan bien. Si se acaba el jabón, que se laven con lavavajillas, que no pasa nada. Y para divertirse, la visita familiar de cinco minutos del domingo y ya está.
Ya saben que los
discapacitados quieren llamarse discapacitados en vez de disminuidos.
Me parece muy bien, aunque no sé si me gusta más el nuevo término. Para mí, un
disminuido es una persona que tiene disminuida alguna capacidad física o mental
en mayor o menor grado. Mientras que la palabra discapacitado me lleva a
pensar en alguien que carece por completo de esa capacidad. La verdad, casi me
suena peor. Pero si ellos se sienten más cómodos, perfecto. En cualquier caso,
la nueva denominación es directa, sencilla y razonable. Cosa que, por
desgracia, no suele suceder en el ámbito de lo políticamente correcto.
El lenguaje está tan
pegado a la sociedad como la piel al cuerpo y, por consiguiente, refleja todos
los tópicos y los prejuicios. A medida que la sociedad va cambiando también va
mutando nuestra forma de hablar, y sin duda hay correcciones de antiguos
barbarismos que son absolutamente lógicas y necesarias. Por ejemplo, hoy
resulta vergonzoso y estúpido decir cosas como "pareces un gitano"
para indicar desaliño, o "eres un judío" como sinónimo de avaricia.
Desterrar este tipo de muletillas supone tener una mayor conciencia de lo que
uno dice, cosa muy deseable.
Lo malo es que sobre
esta revisión natural y sensata del lenguaje se ha terminado por construir un
disparate. Los extremistas de lo políticamente correcto han llenado el mundo de
eufemismos que son como biombos con los que se intenta ocultar y desfigurar la
realidad. Es una palabrería delirante e impúdica, porque impide, precisamente,
tener una verdadera conciencia de lo que se está diciendo, y eso es una
obscenidad intelectual. A menudo me pregunto quiénes serán aquellas personas
que se dedican a inventar las expresiones políticamente correctas más petardas,
y no puedo evitar pensar que es gente que en realidad desprecia a quienes se
supone que está defendiendo (incluso aunque pertenezca a ese colectivo). Esas
tonterías de la tercera edad o de los afroamericanos, por
ejemplo, ¿no ocultan cierto asquito a los ancianos, cierto desdén hacia las
pieles oscuras? ¿Y por eso les parecen feas las exactas y hermosas palabras viejo
y negro? Es la dictadura de los acomplejados y los necios.
Rosa MONTERO
El portavoz de las raíces
Ha muerto el portavoz
de Castilla. Quizás la ciencia consiga algún día que las buenas cosechas no
dependan de la suerte ni del pedrisco. Quién sabe si los precios agrarios y la
contaminación de los ríos ya no se someterán nunca a debate en las cantinas.
Pero cuando todo resulte tan distinto, la imagen universal de Castilla seguirá
arraigada en Miguel Delibes; y se comprenderá que el presente --cualquiera que
sea el presente en ese momento-- continuará hundiendo su raíz en el monte donde
Lorenzo bajaba unas perdices, en la sabiduría natural del señor Cayo y en la
tenacidad díscola del difunto Mario, porque nada habrá descrito mejor esa
tierra que el lenguaje preciso y seco de estos personajes.
La literatura de
Miguel Delibes sirvió siempre para narrar la triste suerte de los castellanos,
que el régimen de Franco no le permitía contar en El Norte de Castilla.
El periódico vallisoletano había recuperado poco a poco bajo la dirección de
Delibes (1958-1963) la línea liberal, agraria y castellanista que la dictadura
arrebató a la publicación tras la Guerra Civil. Delibes ideó los suplementos Las
cosas del campo y Ancha es Castilla, y acometió campañas
informativas en favor de los intereses castellanos: Creación y mejora de
escuelas, En defensa del arte castellano, En defensa de la Universidad de
Valladolid...; y una insistencia de 10 años en favor del Plan de Tierra de
Campos, y la necesidad de dignificar la vida de los municipios castellanos, y
de elevar el precio del trigo, y de elaborar un plan social para los pueblos.
José Francisco Sánchez
cuenta con detalle y con documentos en el libro Miguel Delibes, periodista (Destino,
1989) estas y otras valentías, así como los enfrentamientos que el entonces
director de El Norte sostuvo con los sucesivos ministros de Información,
entre ellos Manuel Fraga.
Y no hay que olvidar
que en aquel tiempo los directores de periódico dependían de la Dirección
General de Prensa, ni que la censura vigilaba cada rincón de una página.
Delibes no pudo mantener por más tiempo su pulso con el Gobierno y se refugió
de lleno en la literatura. Los censores acabaron, pues, escribiendo derecho con
renglones torcidos, porque el novelista que ya había ganado el premio Nadal
(1948) se adentró aún más en los problemas y en las gentes, y halló un lenguaje
y un sentido que se hizo universal, y vadeó así las tijeras represoras para dar
a luz Las ratas o Viejas historias de Castilla la Vieja... Y al
final su talento y sus novelas alcanzaron un efecto todavía mayor que sus
censurados criterios periodísticos.
Álex GRIJELMO
Elogio de la lectura y la ficción
Sin las ficciones seríamos menos conscientes
de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en
que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una
religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de
la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión,
pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de
los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de
censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores
independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la
imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones
cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce,
con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o
no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la
insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la
fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa
raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más
difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles
creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre
gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por
debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos
separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se
encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú.
Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y
Julien Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan
Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un
matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro
Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a
Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba,
kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad
humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la
ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
Mario Vargas Llosa
El castellano nació en Burgos
El primer testimonio escrito del castellano
retrocede dos siglos atrás en el tiempo, del XI al IX, y viaja de La Rioja a
Castilla y León. Así lo demuestra un estudio sobre los manuscritos de Santa
María de Valpuesta (Burgos), que cuenta con la bendición de la Real Academia
Española (RAE) y que, en la práctica, dinamita el ya cuestionado mito de las
Glosas Emilianenses como primer texto y San Millán de la Cogolla (Rioja) como
cuna del castellano.
La investigación acredita que en este
monasterio de Valpuesta, a noventa kilómetros de la capital burgalesa, se
encontraron los documentos más antiguos (del siglo IX) que incluyen términos en
castellano, en oraciones en las que el latín iba desapareciendo y se apreciaba
el orden lógico del nuevo idioma. Estos escritos eran conocidos como Cartulario
de Valpuesta y el historiador clásico y de referencia de la lengua, Ramón
Menéndez Pidal, ya los mencionaba en su estudio Orígenes del Español.
Sin embargo, la presencia de falsificaciones entre los más antiguos, con las
que los monjes simulaban tener privilegios reales que, en verdad, nunca les
habían sido dados, hizo que los estudiosos miraran con desconfianza todo el
conjunto de legajos.
Ahora filólogos y paleógrafos del Instituto
Castellano y Leonés de la Lengua han apartado las falsificaciones –tres en
total– y han acreditado la validez de los 184 documentos restantes. La RAE ha
coeditado en dos lujosos volúmenes, Los becerros góticos y Galicano de
Valpuesta, que recoge el estudio, con una tirada de 2.500 ejemplares. La
presentación tendrá lugar el próximo 12 de noviembre en la sede de la Academia
en Madrid. Su vicedirector, José A. Pascual, da por seguro en el prólogo «el
consenso entre filólogos e historiadores, en cuanto a que acerca mucho el
trabajo a lo que se entiende por definitivo».
Los fondos de Valpuesta constan de ocho
documentos del siglo IX, treinta y nueve del X, cuarenta y nueve fechados en el
XI, noventa en el XII y uno del XIII, y consisten, sobre todo, en escritos que
registran donaciones de bienes materiales (ganado, tierras o enseres) de
particulares al monasterio a cambio de bienes espirituales como un entierro en
su suelo o misas en su memoria. Los escribientes de aquella época intentaban
plasmar los acuerdos en latín.
Pero Gonzalo Santonja, director del Instituto
Castellano y Leonés de la Lengua y filólogo, señala que ese latín «estaba tan
alejado de la rectitud, presentaba un estado tan evolucionado o corrompido»
que, asegura, «se puede concluir que la lengua de los becerros de Valpuesta es
una lengua latina asaltada por una lengua viva, de la calle y que se cuela en
estos escritos».
El hallazgo tiene
repercusiones políticas y académicas. Valpuesta adquiere una nueva dimensión
legitimadora para Castilla y León, comunidad invitada este año en la
prestigiosa Feria del Libro de Guadalajara y a ella asiste como lugar de origen
de la lengua común. Un título que todavía ostenta La Rioja gracias a las
anotaciones manuscritas de San Millán de la Cogolla en las que se halló el
considerado hasta hoy como primer testimonio del romance hispánico.
La
lengua polifónica
La anciana está tejiendo en un pequeño telar,
sentada en una sillita, en uno de los extremos del enorme bohío de suelo de madera
brillante –al parecer, el salón de baile de la pequeña localidad inmersa en la
frondosa selva– en una de las orillas del canal, o mejor los canales, del
Tortuguero, en Costa Rica. De esto hace más de veinte años. Es uno de mis
primeros viajes a la América que habla español, y estoy charlando con esa
mujer, que me cuenta algunas cosas a propósito del lugar, de los huevos de
tortuga, tan sabrosos, de los pequeños caimanes que llevan a su cría sobre el
lomo, de los monos aulladores, del tráfico fluvial que convierte los canales en
imprescindibles vías de comunicación.
Me sorprende su español, en el que la riqueza
léxica muestra palabras para mí castizas, y hasta arcaicas –me trata de vos–
junto a otros vocablos cuyo sentido tengo que adivinar –llama lagartos a los
pequeños caimanes– igual que me sorprende la música que hace resonar su
discurso, el modo de pronunciar las erres, las cadencias del fraseo. El
momento, el esplendor solar convertido en una luz suave gracias al gigantesco
arbolado y remansado en la solemne penumbra del bohío, la humedad que enaltece
los aromas, quedan en mi recuerdo envolviendo ese español nuevo, diferente, que
fluye de la boca de la mujer.
Ya por entonces, tanto en España como en
América, he escuchado hablar mi lengua con otros tonos, y me he encontrado con
vocablos desconocidos y estructuras lingüísticas extrañas a las de mi
costumbre, sin detenerme a reflexionar sobre ello; pero es ahora, conversando
con esta anciana, cuando se me revela que lo que ella habla no es un español
secundario, alterado por la distancia de un supuesto núcleo canónico, sino mi
propio español, mi lengua segura, aunque con otra melodía y algunos rasgos que,
en la diferencia, muestran precisamente su personalidad y su autenticidad.
En la época de la que hablo he leído con
atención y gusto a los escritores de lo que conocimos como boom latinoamericano
–varios acabarán convirtiéndose en clásicos vivos de nuestro idioma– y he
advertido las peculiaridades que le dan a su prosa su inconfundible identidad.
Pero es a través de las palabras de esta mujer del pueblo cuando comprendo que
mi lengua ya no tiene un único lugar de referencia, que puede ser la misma y
presentar otra melodía, e incluso un léxico donde convivan pacíficamente lo
habitual y lo ajeno, en tierras para mí muy lejanas. […]
Con los años he recorrido muchos lugares de
Iberoamérica, he vuelto a tener gustosas conversaciones con hablantes
populares, y me sigue asombrando, con el deleite de compartir lo más hondo de
ese patrimonio, la variedad de registros melódicos y la riqueza de los
vocabularios. Los hispanohablantes nunca seremos capaces de abarcar todas las
músicas de nuestro idioma, ni todo el léxico que lo enriquece. La fragmentación
comunitaria ha favorecido la existencia de muchos reductos regionales, y en
ellos surgen espacios verbales donde la intimidad, la familiaridad, ofrecen
nuevos registros de un al parecer infinito panorama de modulaciones del
español.
Es una fecunda historia de hibridaciones, que
van haciendo nacer nuevos retoños sobre el tronco firme de unas estructuras
lingüísticas compartidas por todos. Por eso me gusta referirme a las melodías y
los frutos de nuestra lengua. Hoy ya nadie puede presumir de hablar eso que
antes se llamaba "el mejor español", porque el mejor español, ya
polifónico, está disperso por el ancho mundo.
José María Merino
Cuando
en el año de 1968 arreciaban los vientos de la literatura críptica crecida al
amparo de la Nueva Novela francesa y de los últimos codazos de la literatura
del absurdo, un escritor y periodista colombiano lograba poner patas arriba la
narrativa en lengua española con una novela que venía a recompensar a los
pacientes lectores por tanto texto incomprensible y estomagante como habían
debido tragar hasta entonces.
Cien años de soledad anunciaba el regreso
de la literatura narrativa, era la apoteosis del arte de contar historias, unas
historias tremendas y abracadabrantes en las que había personajes, como
Remedios la bella, que ascendían en vida a los cielos, cual si fueran la
Virgen, o en la que la sangre de un asesinado se echaba a correr por las
calles, como dotada de vida propia, remontando cuestas y muros, para ir a dar
cuenta de esa muerte.
La descripción exuberante del mundo rural de
la costa colombiana se convertía en una metáfora de una relación del hombre con
el mundo cifrada todavía en clave de leyenda, de mito. La literatura
latinoamericana se convertía en buque insignia de la literatura en lengua
española y, gracias a ella, los lectores de España nos reencontrábamos con
nuestra propia tradición literaria. Porque en la prosa de Gabriel García
Márquez, además de la musicalidad del habla colombiana y de la presencia de una
naturaleza ubérrima y tremenda, late la antigua sabiduría del Siglo de Oro, su
música, su deslumbrante uso de la palabra.
Con Cien años de soledad se pusieron
en circulación dos conceptos que fueron acogidos con gran entusiasmo por la
totalidad de la crítica. El primero fue el de "literatura del boom",
que nombraba el conjunto de autores latinoamericanos que deslumbraban al mundo.
El segundo era el "realismo mágico", con el que se pretendía definir
la novedosa mezcla de fantasía y realismo que daba forma a buena parte de esa
literatura y, en especial, a la de Gabriel García Márquez.
Quizá el personaje de Cien años de soledad
que mejor representa esa extraña y fascinante mezcla sea el del gitano
Melquíades, quien traía las novedades del progreso a los asombrados
habitantes de Macondo.
Unas novedades que eran ya antiguallas, como
el imán, pero que sonaban a último grito en aquel mundo perdido, y que además
tenían siempre algo de prodigio sobrenatural. En el caso del imán, al
desenterrar y arrastrar con su poderosa e invisible fuerza las armaduras de los
antiguos conquistadores que hasta entonces habían permanecido sepultadas por el
tiempo.
La novela de Gabriel García Márquez levantó
en su momento recelos y envidias entre algunos escritores de España, pero a la
gran mayoría de sus lectores nos reconcilió con nuestra lengua y su prestigio
devolvió un indudable protagonismo internacional a la literatura escrita en
español. No es raro que fuera en la figura de su autor que se premiara con el
Premio Nobel aquel boom literario.
José M. Fajardo
La fuerza de las
palabras
Al margen de los
juegos de manipulación que tiran de ellas, que las tironean con intención de
cambiarlas, las palabras tienen una vida apasionante. Una vida que retiene las
huellas del pasado al tiempo que mira hacia el futuro,porque, aunque hay
palabras como nube, cielo, agua, mar, amor, vida, muerte, noche, día o luna
que parecen haberse mantenido inalterables a través de los siglos, lo
normal es que de vez en cuando el léxico nos recuerde que las lenguas viven en
un proceso de cambio que nunca acaba.
Cíclicamente y
empujados por estímulos variados, los hablantes necesitamos adoptar palabras
nuevas y crear o copiar otras. No hace tanto tiempo modas rabiosas, que luego
resultaron pasajeras, y adelantos técnicos modernísimos entonces nos trajeron
palabras como guateque, cuchipanda, elepé, pickup, aeroplano, tomavistas o
magnetófono, que hoy sirven para dar nombre a los recuerdos. Bastantes
años antes la moda de lo gitano popularizó chipén, postín, fetén y gachí
y, entre los nombres de las prendas de vestir, llegaron para quedarse
algunos anglicismos, como jersey, mientras pullover fue
languideciendo como ahora languidecen los galicismos petimetre, rendibú o
patatús.
La experiencia humana
está construida sobre palabras, pero solo algunas se perciben como propias, de
casa, de la infancia, de la juventud, de amigos, y las hay que envejecen unidas
al recuerdo de determinadas personas, a los afectos o a las circunstancias de
una época. Por eso, con los años, los hablantes adquieren conciencia de que
también por sus palabras ha pasado el tiempo, palabras con olor y sabor
especialmente pegadas a la tierra de origen. Y una lengua como el español, que
ha extendido sus palabras por el mundo y ha tomado muchas de las hablas y las
lenguas cercanas, se presta como pocas a desentrañar este tipo de afectividad
léxica, porque atesora palabras aragonesas como ababol 'amapola',
noroccidentales como apañar 'coger fruta', manchegas como cucar 'guiñar
un ojo', etcétera; muchas refugiadas en América, como chinela, frazada,
dulcería; en Andalucía, como alcaucil; en Canarias, como zorrocloco;
palabras que van y que vienen, como los cantes, para realimentar entre sí
las distintas variedades de español.
En los últimos años
muchas obras especializadas, entre ellas muy buenos diccionarios, se esfuerzan
en acercar el conocimiento del español a sus hablantes. Volver la vista sobre
cómo las palabras han pasado por sus vidas les da la posibilidad de reflexionar
sobre los cambios que su lengua ha experimentado en ese tiempo. También
constatar que no todo son palabras moribundas y olvidadas o palabras nuevas,
que las palabras tienen una capacidad insospechada de aumentar las
posibilidades con las que nacieron. Sabemos que históricamente la relación
entre palabra y cosa ha podido llegar a transformar en cotidiano algo que en
origen era casi mágico, por eso, por ejemplo, en España llamamos grifos a
las llaves de metal de las cañerías, por aquella antigua costumbre de hacerlas
en forma de animal que echaba agua por la boca... Grifo, del griego el
"animal fabuloso con forma de águila de medio cuerpo para arriba, y de
león de medio cuerpo para abajo". Y no hay más que ver con qué naturalidad
algunas palabras tradicionales –ratón, pantalla, navegar, colgar– han
ampliado su significado para adaptarlo a las más recientes necesidades
informáticas.
Pilar García Mouton
Unidad hispanoamericana
Frente a la diversidad
inevitable del habla popular y familiar, el habla culta de Hispanoamérica presenta
una asombrosa unidad con la de España, una unidad sin duda mayor que la del
inglés de los Estados Unidos o el portugués del Brasil con respecto a la
antigua metrópoli: unidad de estructura gramatical, unidad de medios
expresivos. Y en la medida en que la lengua es –según la fórmula de Guillermo
de Humboldt– el órgano generador del pensamiento, hay que admitir también una
unidad de mundo interior, una profunda comunidad espiritual. Si el hombre está
formado o conformado por la lengua, si la lengua es la sangre del espíritu, si
el espíritu está amueblado con los nombres infinitos del mundo, y esos nombres
están organizados en sistema –es decir, implican una concepción general, una
filosofía–, hay que admitir no solo una unidad de lengua hispánica, sino una
unidad sustancial de modos de ser. ¿No es esto lo que Ortega y Gasset llamaba
repertorio común de lo consabido? La unidad social –decía–, por encima
de las fronteras políticas, la da el conjunto de cosas consabidas, el tesoro
común de formas de vida pasadas que forman la inexorable estructura del hombre
hispánico.
Yo me inclino a creer
que esa unidad es mayor hoy que en 1810, cuando grandes porciones del
continente vivían
apartadas hasta de sus propias capitales. Pienso ahora en tres escritores
representativos: Alfonso Reyes, Mariano Picón-Salas, Jorge Luis Borges. Claro
que los personajes de Doña Bárbara o de Don Segundo Sombra o de Pedro
Páramo usan expresiones incomprensibles para el lector general. Pero
también las usan los personajes de Cervantes o de Quevedo, sin mencionar los
del rico costumbrismo español. Es verdad que la prosa de Alfonso Reyes tiene
algunos mejicanismos. Pero a la de Ortega no le faltan madrileñismos. Las dos
proclaman la unidad de una lengua culta que es –digámoslo con términos de
Andrés Bello– medio providencial de comunicación y vínculo de fraternidad entre
las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes. Ángel Rosenblat
Las verrugas del
idioma
Allá en la localidad
cacereña de Coria y delante de Ortega y Gasset, don Pío Baroja dejó para la
posteridad la prueba de su desaliño gramatical. “No hay cosa peor —protestó—
que pararse a pensar en cómo se dicen las cosas. Yo había escrito aquí Aviraneta
bajó de zapatillas y ahora no sé si se dice Aviraneta bajó de
zapatillas, bajó a zapatillas o bajó con zapatillas”. A don
Pío le preocupó lo justo la corrección gramatical. Al Instituto Cervantes,
alarmado por el deterioro en la calidad del lenguaje, le preocupa mucho. Por
eso acaba de publicar Las 500 dudas más frecuentes del español, un texto
cuyo título expone sin rodeos el propósito de sus editores. En los últimos
años, probablemente desde las filípicas de Lázaro Carreter, se ha extendido la
idea, un tanto extremada, de que el castellano es un idioma maltratado por sus
propios hablantes
(a diferencia del
inglés, maltratado generalmente por españoles y especialmente por alcaldesas).
Por eso menudean los libros sobre el español urgente; de hecho, el Instituto
Cervantes publicó el año pasado El libro del español correcto,
que fue un modesto éxito editorial. Nadie negará la importancia de evitar el
leísmo o el dequeísmo generalizado, las infames expresiones tales como el
equipo ganó de dos puntos o si me queréis, irse, los plurales del
impersonal haber en muchos
lugares o los usos
impropios del condicional. Los esfuerzos por extirpar las verrugas del idioma
siempre serán útiles, sobre todo si, como se deduce de la proliferación de
libros al respecto y de sus ventas, los ciudadanos están interesados en
expresarse con más precisión. Pero eso no es todo.
Porque los ácidos más
corrosivos del idioma son la falsificación de las ideas, la voluntad de ocultar
la realidad con las palabras o el circunloquio ambiguo. Mientras el hablante
dice lo que quiere decir sin dobleces, el idioma vive, aunque sea con
imperfecciones; cuando miente, inventa parodias (avance elástico sobre
la retaguardia) o insulseces (está desacelerando la tasa de desempleo),
el idioma languidece. Por cierto, la expresión correcta que buscaba don Pío es Aviraneta
bajó en zapatillas. ¿O no?
El
País, 2013
Poetas del 27
Ya están mayormente
alojados en la casa solar de los clásicos, donde a veces, algún que otro siglo,
hay huéspedes que pasan a ser estables. Son los poetas del grupo del 27, no de
la generación del 27, que es sinécdoque habitual y engañosa. Eran amigos entre
ellos, unos más que otros, dispusieron de un razonable “espíritu de clan” y se
autoproclamaron “nietos de Góngora" y legatarios del más inmediato Juan
Ramón Jiménez. Optaron de común acuerdo por instalarse en una tradición que
venía del modernismo y, un poco a instancias de La deshumanización del arte
de Ortega y Gasset, propugnaron inicialmente una poesía minoritaria y
aristocratizante, cuya pureza hiciera las veces de antídoto frente a las
contaminaciones de la vida cotidiana, incluyendo los barrizales políticos de la
dictadura de Primo de Rivera.
Pero nada de eso fue
demasiado perseverante. Los poetas del 27 acabaron desdeñando los excesos
ornamentales modernistas, se hicieron adecuadamente autónomos y prefirieron las
filtraciones impuras antes que las normativas asépticas. Algunos se inclinaron
por el neopopularismo, estilizando a su aire los aparejos realistas y, con los
años, probaron suerte en la contraria parcela del surrealismo. Otros pasaron de
la saludable aventura ultraísta a una suerte de neorromanticismo del que habían
sido eliminados sus recursos más parasitarios. La pretensión de originalidad
acentuó en muchos casos la versatilidad. A través de un eclecticismo de salón
llegaron a los volubles incentivos de la calle. Releer a estos poetas eminentes
vale tanto como refrendar en qué consistió el eje evolutivo de la poesía
española de los últimos cuatro o cinco siglos. Ahí está recuperada una
tradición y pronosticado un porvenir. Por lo que a mí
respecta, cada vez que
vuelvo a mis predilectos Cernuda, García Lorca, Guillén o Salinas, también
regreso con fidelidad emocionante a mi noviciado literario, cuando aprendía en La
realidad y el deseo, el Llanto, Cántico o La voz a ti
debida, en qué ignorado territorio de la estética estaba gestándose el
significado último de la poesía. Por supuesto que las escalas de valores no son
en este caso coincidentes, como no lo fueron –siempre ocurre así– las
afinidades
literarias de los
componentes del grupo, donde lo que prevalece a la larga son personalidades
aisladas y en ningún caso un conjunto homogéneo. Pero el núcleo operativo de
todos ellos, su poética razón de ser, resulta irrevocable.
En el frondoso terreno
de las vanguardias de entreguerras, los poetas del 27 constituyen un ejemplo de
correlación paulatina entre la vida y la obra. Si se toma como referencia la
frontera de la Guerra Civil, será fácil rastrear hasta qué punto los viejos
presupuestos minoritarios dejan paso a las tentativas de ir soldando con
indisputable libertad experiencia y literatura. Es algo que también podría
aplicarse a los grandes poetas latinoamericanos –Vallejo, Neruda, Huidobro– que
coincidieron con sus contemporáneos españoles en tantas conductas humanas y
literarias. Es cierto que cada uno asimiló a su manera y con desigual fortuna,
lejos de cualquier uniformidad, el legado recibido. Pero todos juntos supieron
enriquecerlo de manera admirable.
José
Manuel Caballero Bonald
LA COHERENCIA TEXTUAL (Copiado de Internet porque me gustó pues es sencillo y claro)
ELEMENTOS DE LA COHERENCIA TEXTUAL (Resumidos por mí)
- Tema central.
- Progresión temática.
- Enunciados que no se contradigan entre sí.
- Cohesión textual a través de los elementos de cohesión textual (conjunciones, marcadores discursivos...) y la correcta puntuación del texto. La cohesión textual contribuye a la coherencia del texto.
Documento sobre la coherencia y la cohesión textuales con ejemplos comentados:
https://docs.google.com/document/d/1m2nhM7qYP5Q1n-YHC4RxOicNTbzGmtOEw7Gp96SqSVE/edit?usp=sharing
A MÍ, DE ADOLESCENTE, ME PROHIBIERON LAS NOVELAS
Me llaman a veces de los institutos de enseñanza media y yo acudo, no siempre con el mismo ánimo, para explicar a los jóvenes que la lectura es ya una de las pocas actividades transgresoras en una sociedad en la que prácticamente todo está permitido. O, peor aún, en una sociedad que es muy permisiva con lo que se debería prohibir y muy prohibitiva con lo que debería permitir. Les explico que los lunes por la mañana, cuando salgo a pasear por el parque cercano a mi domicilio, veo indefectiblemente rotos los cristales de una o dos marquesinas de autobús y tres o cuatro papeleras arrancadas de sus soportes. Son destrozos llevados a cabo durante el fin de semana por jóvenes que no son capaces de expresar su malestar de otro modo. Odian el sistema y apedrean por tanto los símbolos externos de ese sistema practicando un modo de delincuencia atenuada que les compensa momentáneamente del dolor de vivir en un mundo sin salida, sin horizonte moral o laboral, en un mundo loco.
Intento explicarles que lo que ellos toman como un acto de rebelión fortalece al sistema hasta extremos que no podrían ni imaginar. La sociedad, les explico, puede prescindir de otras personas, pero no de los delincuentes. "El delincuente -decía Octavio Paz en un ensayo de juventud -confirma la ley en el momento mismo de transgredirla". Les explico que cuando beben cuatro cervezas y arrancan de raíz ese semáforo con el que yo tropiezo el lunes por la mañana, están haciendo gratis algo por lo que les deberían pagar. Estoy convencido, les digo, de que si un día, de la noche a la mañana, desaparecieran los delincuentes, el Ministerio del Interior no tardaría ni 48 horas en convocar oposiciones para cubrir urgentemente todas esas vacantes.
El joven, pues, que el sábado por la noche se emborracha y que al amanecer, antes de regresar a casa, llena de silicona la ranura de un cajero automático para no irse a dormir sin haber contribuido a la liquidación del sistema, no sabe hasta qué punto está contribuyendo a reproducir lo que detesta. Ese chico no es peligroso; en realidad, es un funcionario que trabaja gratis para el sistema. Destroza el mobiliario urbano con el mismo gesto de rutina con el que el funcionario de Hacienda nos dice que volvamos mañana.
Cuando digo esto en institutos difíciles, aunque también en los de clase media, los chicos se quedan lógicamente sorprendidos. Les explico a continuación, porque así lo creo, que el joven verdaderamente peligroso es aquel que un viernes o un sábado por la noche se queda en casa leyendo Madame Bovary. Por lo general, no saben quién es madame Bovary, pero he comprobado que les suena bien, por lo que no suelo cambiar de título.
Ese individuo que se queda a leer Madame Bovary, les aseguro, es una bomba. ¿Por qué?, noto que me preguntan con la mirada. Porque la realidad, les explico, está hecha de palabras, de modo que quien domina las palabras domina la realidad. Ellos dudan, claro, porque miran a su alrededor y no acaban de ver la relación entre la realidad y las palabras. Entonces les recuerdo el cuento aquel de Andersen, El rey desnudo, o El traje nuevo del emperador, según la traducción. Todos ustedes lo conocen. No me digan que no les resulta sorprendente el éxito de ese relato si consideramos que se narra en él la historia de un pueblo que ve vestido a un señor que va desnudo. Parece una historia inviable por inverosímil, pero lleva años cautivando a niños y a mayores de todas las nacionalidades. ¿Por qué?, me pregunto en voz alta delante de los alumnos a los que intento convencer de las bondades de la lectura. Pues porque lo que ocurre en ese cuento, respondo tras unos segundos de tensión teatral, es lo que nos ocurre cada día desde la noche a la mañana a todos y cada uno de nosotros: que salimos a la calle y vemos lo que nos dicen que veamos. Si la orden de ese día es ver al Rey vestido, lo veremos vestido, aunque vaya en pelotas. En otras palabras, vemos lo que esperamos ver. Y esto es así de simple y así de espectacular. Las palabras son generadoras de realidad. Y la ausencia de palabras también. Por eso invito siempre a los alumnos a preguntarse hasta qué punto es real la realidad.
Texto 2: Redacción escolar de Naturales
La mayoría de las células de nuestro organismo son muy pequeñas, solo pueden verse con microscopio, existe gran diversidad de tamaños celulares. las formas son muy variadas, todas proceden de una célula inicial, llamada cigoto, el cigoto se divide sucesivamente, las primeras células resultantes del cigoto son todas iguales, se especializan en una función específica, las células se agrupan formando los tejidos, los tenidos se agrupan en cuatro tipos: epitelial, muscular, nervioso y conectivo.
Texto 2: Corrección utilizando los elementos de cohesión textual
La mayoría de las células de nuestro organismo son muy pequeñas, por lo cual solo pueden verse con microscopio. No obstante, existe gran diversidad de tamaños celulares y sun formas son muy variadas, si bien todas proceden de una célula inicial, llamada cigoto. El cigoto se divide sucesivamente y, aunque las primeras células resultantes son todas iguales, sin embargo, se especializan en una función específica. Además, las células se agrupan formando los tejidos, los cuales, a su vez, se agrupan en cuatro tipos: epitelial, muscular, nervioso y conectivo.
Ahora el texto de Naturales se entiende mucho mejor, ¿verdad?
Me llaman a veces de los institutos de enseñanza media y yo acudo, no siempre con el mismo ánimo, para explicar a los jóvenes que la lectura es ya una de las pocas actividades transgresoras en una sociedad en la que prácticamente todo está permitido. O, peor aún, en una sociedad que es muy permisiva con lo que se debería prohibir y muy prohibitiva con lo que debería permitir. Les explico que los lunes por la mañana, cuando salgo a pasear por el parque cercano a mi domicilio, veo indefectiblemente rotos los cristales de una o dos marquesinas de autobús y tres o cuatro papeleras arrancadas de sus soportes. Son destrozos llevados a cabo durante el fin de semana por jóvenes que no son capaces de expresar su malestar de otro modo. Odian el sistema y apedrean por tanto los símbolos externos de ese sistema practicando un modo de delincuencia atenuada que les compensa momentáneamente del dolor de vivir en un mundo sin salida, sin horizonte moral o laboral, en un mundo loco.
Intento explicarles que lo que ellos toman como un acto de rebelión fortalece al sistema hasta extremos que no podrían ni imaginar. La sociedad, les explico, puede prescindir de otras personas, pero no de los delincuentes. "El delincuente -decía Octavio Paz en un ensayo de juventud -confirma la ley en el momento mismo de transgredirla". Les explico que cuando beben cuatro cervezas y arrancan de raíz ese semáforo con el que yo tropiezo el lunes por la mañana, están haciendo gratis algo por lo que les deberían pagar. Estoy convencido, les digo, de que si un día, de la noche a la mañana, desaparecieran los delincuentes, el Ministerio del Interior no tardaría ni 48 horas en convocar oposiciones para cubrir urgentemente todas esas vacantes.
El joven, pues, que el sábado por la noche se emborracha y que al amanecer, antes de regresar a casa, llena de silicona la ranura de un cajero automático para no irse a dormir sin haber contribuido a la liquidación del sistema, no sabe hasta qué punto está contribuyendo a reproducir lo que detesta. Ese chico no es peligroso; en realidad, es un funcionario que trabaja gratis para el sistema. Destroza el mobiliario urbano con el mismo gesto de rutina con el que el funcionario de Hacienda nos dice que volvamos mañana.
Cuando digo esto en institutos difíciles, aunque también en los de clase media, los chicos se quedan lógicamente sorprendidos. Les explico a continuación, porque así lo creo, que el joven verdaderamente peligroso es aquel que un viernes o un sábado por la noche se queda en casa leyendo Madame Bovary. Por lo general, no saben quién es madame Bovary, pero he comprobado que les suena bien, por lo que no suelo cambiar de título.
Ese individuo que se queda a leer Madame Bovary, les aseguro, es una bomba. ¿Por qué?, noto que me preguntan con la mirada. Porque la realidad, les explico, está hecha de palabras, de modo que quien domina las palabras domina la realidad. Ellos dudan, claro, porque miran a su alrededor y no acaban de ver la relación entre la realidad y las palabras. Entonces les recuerdo el cuento aquel de Andersen, El rey desnudo, o El traje nuevo del emperador, según la traducción. Todos ustedes lo conocen. No me digan que no les resulta sorprendente el éxito de ese relato si consideramos que se narra en él la historia de un pueblo que ve vestido a un señor que va desnudo. Parece una historia inviable por inverosímil, pero lleva años cautivando a niños y a mayores de todas las nacionalidades. ¿Por qué?, me pregunto en voz alta delante de los alumnos a los que intento convencer de las bondades de la lectura. Pues porque lo que ocurre en ese cuento, respondo tras unos segundos de tensión teatral, es lo que nos ocurre cada día desde la noche a la mañana a todos y cada uno de nosotros: que salimos a la calle y vemos lo que nos dicen que veamos. Si la orden de ese día es ver al Rey vestido, lo veremos vestido, aunque vaya en pelotas. En otras palabras, vemos lo que esperamos ver. Y esto es así de simple y así de espectacular. Las palabras son generadoras de realidad. Y la ausencia de palabras también. Por eso invito siempre a los alumnos a preguntarse hasta qué punto es real la realidad.
LA COHESIÓN TEXTUAL
Consiste en enlazar adecuadamente todas las oraciones del texto, lo cual dota de unidad al conjunto y convierte
una redacción infantil en una redacción madura Para ello, es necesario
usar adecuadamente los "elementos de cohesión textual", "marcadores discursivos", "ordenadores del discurso"..., entre los cuales
señalo los siguientes por ser los más utilizados, aunque hay muchos más:
Elementos de cohesión textual: los marcadores discursivos y ordenadores del discurso
- Los que expresan idea de suma (y, también, además, asimismo)
-Los que expresan una objeción a lo dicho previamente (aunque, pero, pese a que, sin embargo, no obstante)
- Los que expresan consecuencia (en consecuencia, por tanto, así pues, entonces)
- Los que expresan tiempo (cuando, luego, entonces, al + infinitivo, hasta que)
- los que expresan conclusión (en resumen, en definitiva, en suma, en conclusión)
- Los que expresan finalidad ( para que, para + infinitivo, para ello)
- Los que expresan causa (porque, pues, puesto que, ya que)
- Los que expresan una confirmación de lo dicho anteriormente (en efecto, ciertamente, sin duda)
- Los que ordenan lo que se cuenta (en primer lugar, a continuación, finalmente)
- Los que sirven para ejemplificar o explicar (por ejemplo, o sea, esto es, es decir)
- Los que ordenan lo que se cuenta (en primer lugar, a continuación, finalmente)
- Los que sirven para ejemplificar o explicar (por ejemplo, o sea, esto es, es decir)
-Los pronombres y adverbios relativos (que, el cual, la cual, los cuales, las cuales, donde, cuando, quien, quienes)
También los signos de puntuación utilizados adecuadamente son un elemento de cohesión textual.
Y recordad: tras la mayoría de los elementos de cohesión textual hay que poner una coma.
Práctica
Texto 1: Redacción escolar
Dos niños jugaban en el jardín, su madre descansaba en una tumbona,
encontraron un globo, uno de ellos comenzó a hincharlo mucho, salió
volando cogido al globo, pidió ayuda a su hermano, este fue a por
colchonetas, las colocó en el suelo, el hermano aterrizó, no se hizo
daño, la madre no se enteró de nada.
Texto 1: Corrección utilizando los elementos de cohesión textual
Dos niños jugaban en el jardín mientras su madre descansaba en una tumbona. Después de un tiempo, encontraron un globo y uno de ellos comenzó a hincharlo hasta que salió volando cogido al globo. Entonces, pidió ayuda a su hermano, el cual amontonó colchones y los colocó en el suelo. En consecuencia, el hermano pudo aterrizar sin hacerse daño. Afortunadamente, su madre no se enteró de nada.
ACTIVIDAD
Os dejo un texto de Naturales para poner los elementos de cohesión textual.
Os dejo un texto de Naturales para poner los elementos de cohesión textual.
Texto 2: Redacción escolar de Naturales
La mayoría de las células de nuestro organismo son muy pequeñas, solo pueden verse con microscopio, existe gran diversidad de tamaños celulares. las formas son muy variadas, todas proceden de una célula inicial, llamada cigoto, el cigoto se divide sucesivamente, las primeras células resultantes del cigoto son todas iguales, se especializan en una función específica, las células se agrupan formando los tejidos, los tenidos se agrupan en cuatro tipos: epitelial, muscular, nervioso y conectivo.
Texto 2: Corrección utilizando los elementos de cohesión textual
La mayoría de las células de nuestro organismo son muy pequeñas, por lo cual solo pueden verse con microscopio. No obstante, existe gran diversidad de tamaños celulares y sun formas son muy variadas, si bien todas proceden de una célula inicial, llamada cigoto. El cigoto se divide sucesivamente y, aunque las primeras células resultantes son todas iguales, sin embargo, se especializan en una función específica. Además, las células se agrupan formando los tejidos, los cuales, a su vez, se agrupan en cuatro tipos: epitelial, muscular, nervioso y conectivo.
Ahora el texto de Naturales se entiende mucho mejor, ¿verdad?
LA COHERENCIA TEXTUAL (Copiado de Internet porque me gustó pues es sencillo y claro)
La coherencia es la propiedad del texto que permite que sea interpretado como una unidad de información, percibida de una forma clara y precisa por el receptor. La coherencia se construye mediante la selección y organización de la información, y por el conocimiento que comparten el emisor y el receptor sobre el contexto o la realidad que les rodea.
Es decir:
- Selección de la información. Elegimos lo que queremos decir o escribir y lo que no, teniendo en cuenta el tema del que tratamos y lo que pretendemos comunicar.
- Organización de la información. Tenemos muchas ideas en la cabeza, pero, después de seleccionar lo necesario, hay que organizarlo de alguna manera para que el o los receptores de nuestro texto comprendan qué queremos transmitir.
Para conseguir la coherencia textual hay que tener en cuenta:
• La unidad temática. Todos los enunciados giran en torno a un tema, es decir, se relacionan unos con otros y no debe haber contradicciones.
Observa el siguiente texto:
* El día comenzó con un cielo despejado. Había todavía charcos de agua de la lluvia del día anterior. La carretera estaba desierta y la chica abrió su bolso y sacó la llave. Nadie sabía qué ocurría en la casa. Había algunas nubes, pero el ladrón siguió trepando por la pared. Así que terminé la cena y me puse a ver la tele.
Como es evidente, carece de unidad temática porque resulta imposible identificar de qué trata: ¿Un parte meteorológico? ¿Una mujer perdida en una carretera? ¿Una historia de misterio? ¿Un robo? ¿Un día en la vida de un adolescente?
• Una estructura interna lógica. Las ideas aparecen ordenadas y jerarquizadas; deben seguir algún criterio de ordenación, por ejemplo, hay ideas más generales o importantes que otras.
• Corrección gramatical y léxica. Se consigue mediante:
- El significado apropiado de las palabras: no debe haber contradicción entre el significado de las distintas palabras que aparecen relacionadas.
- El uso correcto de nexos y enlaces oracionales: estos elementos tienen como función unir palabras u oraciones (conjunciones, preposiciones, locuciones).
- La ausencia de expresiones incoherentes, denominadas anacolutos: consisten en la falta de coherencia en la construcción sintáctica de los elementos de una oración (sujetos falsos, errores de concordancia, incorrecciones léxicas, etc.) Se consideran anacolutos las construcciones del tipo:
Sujeto falso: * Yo me parece que no voy a ir1.
La forma correcta es: A mí me parece que no voy a ir. ( Y "a mí" no es el sujeto, porque no concierta con el verbo en persona.)
Errores de concordancia: * En la fiesta hubieron muchos invitados.
Lo correcto es: En la fiesta hubo muchos invitados.
* A tus amigos le gusta el fútbol.
Debe decirse: A tus amigos les gusta el fútbol.
Incorrección léxica: * La fotosíntesis es cuando una planta utiliza la energía de la luz para transformar la materia inorgánica en materia orgánica.
Se debe decir: La fotosíntesis es el proceso por el que una planta utiliza la energía de la luz para transformar la materia inorgánica en materia orgánica.
Podemos resumir lo que hemos dicho con el siguiente cuadro:
COHERENCIA
Textos orales y escritos
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INFORMACIÓN
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TEMA
|
ESTRUCTURA
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CORRECCIÓN
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ELEMENTOS DE LA COHERENCIA TEXTUAL (Resumidos por mí)
- Tema central.
- Progresión temática.
- Enunciados que no se contradigan entre sí.
- Cohesión textual a través de los elementos de cohesión textual (conjunciones, marcadores discursivos...) y la correcta puntuación del texto. La cohesión textual contribuye a la coherencia del texto.
Documento sobre la coherencia y la cohesión textuales con ejemplos comentados:
https://docs.google.com/document/d/1m2nhM7qYP5Q1n-YHC4RxOicNTbzGmtOEw7Gp96SqSVE/edit?usp=sharing
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